viernes, 4 de enero de 2019

SINOPSIS


En la historia aparece la familia Bennet, compuesta por cinco jóvenes casaderas y sus padres, cuya clase social es media. El propósito de la madre es casar a sus hijas, para así asegurar la fortuna de la familia. Para ello, asisten a fiestas para mostrarse ante la sociedad. La llegada de Charles Bingley despierta un interés a la madre, ya que se le conoce por su gran riqueza y fama. El señor Bingley se interesa por Jane, la mayor de ellas. Al mismo tiempo, Elizabeth y el señor Darcy, un amigo de Bingley, se conocen. 
A pesar de que su primer encuentro fue desafortunado, Darcy admira a Elizabeth por su ingenio y viveza, pero procura no desvelar su fascinación y ambos se muestran irascibles en casi todos sus acercamientos.
Un primo de la familia Bennet, el Sr. Collins, les visita con el propósito de contraer matrimonio con alguna de las jóvenes, puesto que será el heredero de la fortuna de la familia. El señor Collins elige a Elizabeth, pero ella le rechaza.
Más adelante, Elizabeth comienza a mantener contacto con el soldado George Wickham, quien le cuenta a la joven su aversión hacia el señor Darcy, lo que influyó en las impresiones de Elizabeth.
La situación entre ambos empeora aún más  cuando Bingley abandona a Jane: Elizabeth se entera de que fue coaccionado por Darcy.
Todo comienza a resolverse cuando se descubre que Wickham huye con Lydia, la más joven de las hermanas Bennet. La familia insiste en que esta pareja se case con el fin de acabar con los rumores y solventar el escándalo, y es el señor Darcy quien contribuye a que esto finalmente ocurra. Los sentimientos de Elizabeth hacia el joven cambian a medida que descubre todos esos detalles que propician el bien y la estabilidad en su familia. 
Finalmente, Charles acaba casándose con Jane y Darcy con Elizabeth.

TRAILER:


jueves, 3 de enero de 2019

Autoridad de la familia

AUTORIDAD DE LA MADRE

El personaje que más importancia le da al matrimonio es la señora Bennet. Su principal objetivo es casar a sus hijas con un hombre de alta alcurnia que tenga fortuna para mantenerlas el día que su padre no pueda. Así pues, la madre insiste a su marido en que una de sus hijas ha de casarse con el señor Bingley, un hombre rico y soltero que resultaría ser un buen partido. Esto se ve reflejado en:

[...] Que Netherfield ha sido alquilado por un joven muy rico del norte de Inglaterra; (...)
- ¿Cómo se llama?
- Bingley.
-¿Está casado o soltero?
-¡Oh!, soltero, querido, por supuesto. Un hombre soltero y de gran fortuna; cuatro o cinco mil libras al año. ¡Qué buen partido para nuestras hijas!
[...]
- Pero piensa en tus hijas. Date cuenta del partido que sería para una de ellas.




REACCIÓN DE LA MADRE ANTE LA REBELDÍA DE ELIZABETH

En la proposición de matrimonio del Sr. Collins hacia Elizabeth, él le expone sus motivos al elegirla como su futura compañera de vida: el deber de dar ejemplo del matrimonio en su parroquia por ser un clérigo, su felicidad y la obligación de Lady Catherine, su benefactora, de desposarse. Al casarse con una de las jóvenes Bennet, heredaría la fortuna familiar y esto beneficiaría a todos. Elizabeth interrumpe su monólogo afirmando que jamás él podría hacerla feliz, así como ella a él tampoco, aunque el señor Collins insiste y asegura que no recibirá otra propuesta de matrimonio (refiriéndose a su atractivo físico). Finalmente, lo rechaza:

[...] Le agradezco una y mil veces el honor que me ha hecho con su proposición, pero me es absolutamente imposible aceptarla. Mis sentimientos, en todos los aspectos, me lo impiden. ¿Se puede hablar más claro? No me considere como a una mujer elegante que pretende torturarle, sino como a un ser racional que dice lo que siente de todo corazón. [...]

La escena concluye con la intrusión de la señora Bennet y el resto de sus hijas en la sala donde estos discutían. La madre muestra su enfado por la respuesta de Elizabeth, ya que los intereses de ese enlace favorecerían económicamente a la familia. He aquí el propósito de la señora Bennet de asegurar una estabilidad económica, sin contar con los sentimientos de sus hijas. A continuación observamos el empeño de la madre y a su vez, su reacción tras conocer la decisión de Elizabeth:

[...] El señor Collins me disculpará; pero no tiene nada que decirme que no pueda oír todo el mundo. Soy yo la que me voy.
- No, no seas tonta, Lizzy. Quédate donde estás (...) Lizzy, te ordeno que te quedes y que escuches al señor Collins[...]

[...] Lo importante es que Lizzy entre en razón. Hablaré personalmente con ella de este asunto. Es una chica muy terca y muy loca y no sabe lo que le conviene, pero ya se lo haré saber yo. [...]